A medida que la población envejece y los problemas de visión aumentan, el papel de los optómetras es cada vez más importante en la detección de enfermedades de los ojos.
El optómetra es un profesional de la salud visual responsable de brindar la atención primaria para la visión, capaz de valorar si el comportamiento del ojo, la refracción de la luz que ingresa por la pupila y cómo es percibida la imagen por el cerebro están dentro de los rangos normales. Diagnostica en primera instancia las deficiencias visuales o enfermedades, derivando al paciente al oftalmólogo si es del caso; y también prescribe el método de corrección, es decir, los lentes.
El optómetra es el encargado de la prevención, diagnóstico, corrección y tratamiento de los defectos refractivos, es decir, de cómo se proyecta la luz dentro del ojo, buscando mejorar la calidad de vida del paciente con gafas, lentes de contacto y tratamientos de ortóptica para pacientes con ojos desviados o estrabismos.
Esto significa que es el momento de visitar a este profesional cuando hay dificultad para ver de lejos, de cerca o ambas; cuando hay dolor de cabeza o cansancio al usar un computador; fatiga visual o esfuerzo al enfocar un objeto. En los niños es el momento de acudir cuando constantemente se restriegan los ojos o se acercan demasiado al televisor.
Es importante diferenciar al optómetra del oftalmólogo. El segundo es el responsable de realizar las intervenciones quirúrgicas como cataratas, desprendimientos de retina, trasplante de córnea, entre otras.
Si el optómetra luego de la valoración del paciente diagnostica una patología que no puede tratar en la consulta y que pueda requerir cirugía, lo remite al oftalmólogo para continuar el tratamiento.