La miopía es un defecto de refracción en los ojos que dificulta o impide ver bien de lejos. Este problema afecta a niños y adultos pero es más difícil de detectar en los niños. Por eso es vital prestar atención a los posibles síntomas.
En los niños, la miopía infantil es una de las principales causas de fracaso escolar. No ver correctamente el tablero o las ayudas didácticas, implica poca comprensión del tema que se recibe, y por ende un pobre desempeño académico.
La característica de la miopía es que impide a los niños enfocar bien los objetos y personas lejanos. Sin embargo, sí les es posible ver con nitidez las imágenes cercanas. Es necesario que tanto los padres como los profesores estén atentos a la aparición de síntomas de miopía en los niños. Es difícil detectarla debido a que los afectados no entienden qué les ocurre. Usualmente sucede que los menores realizan grandes esfuerzos visuales para enfocar las imágenes, pero sin éxito.
Dentro de los síntomas más comunes que pueden presentar los niños que padecen de miopía infantil están:
Cuando se habla de miopía infantil, es posible detectar dos posibles causas, la herencia genética transmitida de padres a hijos y la aparición de la miopía durante la edad escolar. La primera es llamada miopía hereditaria y, la segunda, miopía escolar. Aunque existe la creencia de que la miopía infantil es causada por leer demasiado, se trata de un hecho que no ha sido demostrado científicamente.
Tanto si se trata de herencia genética como de aparición en etapa escolar, las dioptrías en los ojos de los menores, se van desarrollando con el tiempo y seguirán evolucionando hasta que estos cumplan aproximadamente 20 años de edad. Durante todo este tiempo es muy probable que los miopes deban cambiar sus gafas una vez al año.
El primer paso a seguir una vez se detecte la miopía en el menor, es llevarlo al oftalmólogo para una revisión de sus ojos. Este brindará a los padres la información necesaria para dotar al niño de las gafas o lentes de contacto que requiere para ver mejor. El especialista también dará las instrucciones debidas para el uso de las gafas o lentes.
Es muy importante corregir la miopía tan pronto como sea posible, brindándole al menor la mejor agudeza visual, pues de lo contrario, los ojos pueden desarrollar adaptaciones para compensar la falta de buena visión, como por ejemplo la ambliopía u ojo vago, que es difícilmente corregible una vez el menor alcanza los 7 años de edad. Cuando el sistema visual llega a la madurez, la ambliopía se convierte en una condición irreversible.
Los padres de familia deben supervisar muy de cerca el desarrollo visual de sus hijos, informarse de su conducta y rendimiento académico mientras está en la escuela, y llevarlo a revisión oftalmológica una vez al año. De esta manera cualquier defecto visual puede ser detectado y corregido a tiempo sin mayores consecuencias para el menor.
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