El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, una enfermedad degenerativa que comienza silenciosamente con el aumento de la presión en el interior del ojo. Un sensor implantado en el ojo y un teléfono celular inteligente pueden ser las herramientas para prevenir esta enfermedad en el futuro cercano.
Monitorear la presión ocular con frecuencia es el único método de prevención del glaucoma y es crucial para un tratamiento adecuado. Sin embargo, los chequeos cada dos o tres meses suelen ser insuficientes para una lectura adecuada, pues pueden arrojar resultados variables y no siempre confiables.
Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford en Estados Unidos desarrolló un sensor diseñado para implantarse dentro del ojo y mediante una aplicación especializada en un smartphone, el paciente pueda tomarse “selfies” o autofotos del interior del ojo con regularidad, de la misma forma que se puede hacer actualmente con la presión sanguínea.
Según el oftalmólogo Yossi Mandel, líder del grupo de investigación, una de las grandes dificultades para tratar el glaucoma es la fluctuación de la presión ocular durante el día. “La presión ocular varía constantemente e incluso depende de la postura del cuerpo. Si se está acostado, es más alta. De manera que una visita cada tanto al oftalmólogo no es suficiente para tener una medida precisa”.
Así las cosas, con el sensor “que permanecería dentro de los ojos del paciente por varios años”, sería posible que éste se tome la presión varias veces al día. “Todo lo que se requiere es una cámara y un software que analice la imagen. En el futuro también podría desarrollarse un dispositivo específico para este fin”, explica el oftalmólogo.
¿Qué es el glaucoma?
Es una enfermedad de los ojos, caracterizada por una pérdida gradual de las neuronas de la retina y del nervio óptico, un proceso degenerativo que eventualmente puede llevar a la pérdida de la visión.
La principal causa de la enfermedad es el aumento en la presión dentro del ojo, y el único tratamiento para combatirla es reducirla mediante el uso de medicamentos o, si esto falla, mediante una operación.