Constantemente se nos habla sobre el cuidado que debemos tener para la piel al momento de exponernos al sol, pero muy pocas veces se nos refuerza el cuidado y las posibles consecuencias que tiene para nuestra visión.
Pues al igual que sucede con la piel, el sol puede ser lo suficientemente nocivo para las fibras oculares ya que si bien parte de la radiación ultravioleta es filtrada por la misma atmósfera, el ojo puede acumular daños que se convertirían en todo un problema a futuro.
“El exponer los ojos al sol puede ocasionar daños importantes en las fibras oculares como los párpados, el cristalino o la retina, lo cual podría ocasionar catarata o retinopatía”, asegura Diego Fernando Alfaro, optómetra y director de la óptica Clofán. “En estos casos lo que más se ve afectado es el cristalino, el cual finalmente es el que nos permite enfocar estando expuestas a la radiación fibras de colágeno que en consecuencia podrían perder opacidad con el tiempo y desarrollar finalmente lo que conocemos como catarata”, agrega el especialista.
Recomendaciones de los expertos
Bien sea por tradición oral o conciencia colectiva, muchos tienen el convencimiento de que entre más oscuro sea un lente, más probabilidades tendrá de evitar el daño de los rayos ultravioleta. No obstante, hasta el lente más transparente podría filtrar parte importante de la radiación, siempre y cuando tenga el filtro adecuado.
Por lo general, se recomienda un filtro UV 400, ya que nuestro espectro visible se encuentra ubicado entre los 400 y 700 nanómetros. En gran medida, la radiación ultravioleta se encuentra debajo de los 400, por lo que es necesario un lente que garantice el 100% de la radiación que pasa por la atmósfera en especial en esta época de verano en donde el sol, la playa y los planes inevitablemente invitan a pasar buena parte afuera.