Existen diversos mitos sobre los lentes de contacto, hoy te contamos qué tan verdaderos son para que la próxima vez que los quieras usar, lo hagas con toda la confianza.
Este mito tan difundido es falso. No es posible que los lentes de contacto vayan hasta la parte posterior del ojo, pues existe una membrana llamada conjuntiva que cubre el ojo y que está conectada con los párpados. Así, impide el acceso de cualquier objeto que se introduzca en él.
Los lentes de contacto permiten realizar casi todas las actividades físicas, muchas más que las que podrías hacer con gafas. Sin embargo, en deportes como la natación, si no se tienen precauciones especiales se pueden perder con facilidad al contacto con el agua
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Falso, no tienen nada que ver con la aparición de infecciones. Estas se dan por la falta de cuidado al manipularlos, por usarlos más tiempo del recomendado por el profesional y por extender la vida útil de los mismos.
Es importante lavar diariamente el estuche donde los guardas, utilizar las gotas recomendadas para humectarlos y lubricarlos y no utilizarlos más tiempo del indicado. Además, es esencial que cuando te los pongas o los retires, laves previamente tus manos.
Los lentes de contacto actuales requieren un solo líquido para enjuagar, conservar y limpiar. Anteriormente, todos estos pasos debían hacerse con productos diferentes. Ahora basta con uno solo.
Falso, también permiten compensar los errores refractivos de la visión como astigmatismo, hipermetropía y presbicia.
Si sigues las recomendaciones de tu profesional de la salud visual para manipular tus lentes, no tienes por qué temer que se queden pegados. Es posible que cuando empieces a usarlos te dé dificultad manipularlos, pero con la práctica seguro se volverá sencillo.
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